lunes, 14 de noviembre de 2011

¿Y ahora, me vas a escribir un soneto?

- ¿Sabes?
Anoche me follé a un poeta.

Dijo la joven de la barra,
emocionada como una adolescente
tras su primer beso.

- Cuenta, cuenta;
¿Quiéncómocuándodóndeporqué?

Soltó la otra chica,
atropellando unas palabras con otras
y desviando la atención de los clientes del bar,
de un juego de parejas de la tele,
hacia nuestra excitada pareja.

- ¿Cómo es?
¿Es guapo?
¿Está bueno?

- No es que sea ni guapo ni feo,
yo diría presentable,
pero se gastaba un aire
de filósofo prepotente,
que a mí me resulto sexy,
no se atractivo,
y me dije:
A este, me lo tiro.

- ¿Cuándo? ¿Dónde?

- Fue en el recital poético
que hacen en el Eclipse,
lo de Vers.o.s. Susurros a pleno pulmón,
que te dije que vinieras a ver,
pero tú como siempre,
tenias algo mejor que hacer.
Cuando casi todos se habían marchado,
y solo quedaba él,
conversando con otros dos tipos,
y el camarero,
me acerqué con una sola intención
y una buena excusa,
digo..... pregunta,
para entablar conversación.
¿Cuándo me vas a escribir un soneto?
Le pregunté sin mediar presentación.

- ¿Y qué te contestó?

- Que él no utilizaba métrica,
y que no le gustaban
porque siempre le dejaban a medias.

Pero mordió el anzuelo
y acabamos tomando unas cervezas,
no se si fueron dos, tres,
cuatro, cinco o seis cañas,
no me acuerdo bien,
pero cuando me quise dar cuenta,
estaba en su cama
y sin bragas.

- ¿En su cama?
¿Sin bragas?

Repetía como un loro su amiga.

- Vaya, vaya.
¿Qué tal calza?

Preguntó con tal excitación,
que parecía que fuese ella
la que estaba a punto
de echar un polvo.
A estas alturas,
la parroquia del bar,
ya había pasado por completo
de Lucía Lapiedra y sus tetas,
para centrarse exclusivamente,
en el polvo de la chica y el poeta.

- Calla, calla,
que te cuento:
Cuando el devoraba mis pechos,
como si de un ex-presidiario
recién salido de la cárcel,
se tratase,
volví a preguntarle,
¿Y ahora, me vas a escribir un soneto?
Al instante,
detuvo su ansia caníbal,
y con la yema de sus dedos,
empezó a escribir los versos,
con suavidad sobre mi clítoris;
palabra a palabra,
letra a letra,
los catorce de rigor.
Y justo cuando yo estaba,
a punto del ¡Me voy!
¡¡Me voy!!
¡¡¡Me voy!!!
Me voyyyyyyy,
el terminaba,
el segundo terceto,
mientras me decía al oído:
Estarás contenta,
ya tienes un soneto,
entre las piernas.

- Joder, tía.
¿Y qué decía el poema?

- Da igual, tonterías,
además, los poetas
casi siempre mienten,
cuando escriben;
aunque en una cosa no mentía,
sí que es cierto,
que los sonetos,
te dejan a medias.

----Soneto escrito sobre un clítoris---

Me dices tú, joven desconocida:
Falta a tus principios poéticos,
rígete por los cánones métricos
y encierra aves en jaulas sin salida.

No pidas eso, niña consentida,
en ese tono vicioso-erótico,
porque yo contra todo pronóstico,
te haré un soneto, niña pervertida.

Con versos que envidiaran tus vecinas,
versos que escriben mis dedos inquietos,
versos en la puerta de tu vagina,

malos versos que pagan un completo,
mientras, sonríes con mirada felina,
sin saber que éste es mi último soneto.


-----Soneto escrito sobre un clítoris----

                                            Versión 2 ( A mi aire )


Me dices tú, joven desconocida:
Falta a tus poéticos principios
y haz para mí un soneto de castigo;
guarda versos en jaulas sin salida.

¿Por qué me pides eso niña pija?
no ves, desnudo como esta tu cuerpo,
no puedo negarte unos malos versos,
que colmen todas tus fantasías.

Sólo para que tu alimentes tu ego,
versos en la puerta de tu vagina,
sobre el timbre que despierta al deseo,
escribe uno de catorce mi dedo.

Sonríe, puta niña consentida,
tienes entre las piernas un soneto.

Poema de Antoine Lamarck, que escribe AQUÍ